Guía práctica de Cultivo
Cultivar cannabis en casa puede ser una experiencia gratificante, terapéutica y educativa. Ya sea que busques autoconsumo medicinal o recreativo, esta guía te dará los pasos clave para tener un cultivo exitoso desde cero.
Lo básico que debes saber antes de empezar
Antes de comenzar tu cultivo, es importante definir algunos aspectos clave que influirán en todo el proceso. Hacerte estas preguntas te ayudará a tomar mejores decisiones desde el inicio:
¿Cultivarás en interior o al aire libre?
Cada entorno tiene sus ventajas. El cultivo en interior permite mayor control del clima y la iluminación, mientras que el cultivo exterior depende del clima local, pero puede ser más económico.
¿Qué tipo de genética prefieres: índica, sativa o híbrida?
Las variedades índicas suelen ser más compactas y rápidas, ideales para relajarse. Las sativas tienden a ser más altas, de floración más larga y con efectos más energizantes. Los híbridos combinan características de ambas.
¿Trabajarás con semillas feminizadas, regulares o autoflorecientes?
Las feminizadas producen casi siempre plantas hembra, ideales para cosechar flores. Las regulares pueden generar machos y hembras, útiles si quieres crear tus propias semillas. Las autoflorecientes florecen según el tiempo, no la luz, y son perfectas para cultivos rápidos y discretos.
Paso 1: Elige bien tu sustrato y macetas
El desarrollo de una planta sana comienza por sus raíces. Si las raíces respiran y se alimentan correctamente, el resto de la planta crecerá con fuerza y equilibrio.
Elige un sustrato liviano, bien aireado y con buen drenaje. Esto permite que el agua fluya sin encharcar, evitando hongos y pudrición. Además, debe contener nutrientes esenciales para las primeras semanas de vida de la planta.
Una mezcla recomendada es turba, perlita y humus de lombriz. Esta combinación aporta esponjosidad, retención de humedad y nutrientes orgánicos.
En cuanto a las macetas, el tamaño importa. Para plantas autoflorecientes, se recomienda usar entre 7 y 11 litros desde el inicio. Para variedades fotoperiódicas, lo ideal es usar macetas de 15 a 20 litros o más, según el tiempo de crecimiento que planees.
Si es posible, usa macetas de tela o geotextil, que permiten una mejor oxigenación de las raíces y evitan el sobrecalentamiento en climas cálidos.
Paso 2: Iluminación (si cultivas en interior)
La luz es una de las piezas más importantes en el cultivo de cannabis, ya que actúa como el motor del crecimiento. En cultivos de interior, donde no se cuenta con el sol, es esencial elegir una buena fuente de iluminación.
Una opción eficiente y confiable son las luces LED de espectro completo. Estas imitan la luz natural del sol, generan poco calor, consumen menos energía y ofrecen buenos resultados tanto en crecimiento como en floración.
Durante la fase vegetativa, las plantas necesitan 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad cada día. Este ciclo estimula el desarrollo de hojas, ramas y raíces fuertes.
Cuando se pasa a floración, se debe ajustar a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad. Este cambio de fotoperiodo es lo que indica a la planta que es momento de comenzar a florecer.
Asegúrate de colocar la lámpara a una distancia adecuada según la potencia del equipo, y de ajustar la altura a medida que la planta crece. Una iluminación mal distribuida puede generar estiramientos o quemaduras.
Algunas marcas especializadas que ofrecen tecnología LED de alta calidad son:
Spider Farmer
Mars Hydro
VIPARSPECTRA
Flexstar
Entre otras opciones disponibles en el mercado.
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Invertir en una buena luz es invertir en la calidad de tu cosecha.
Paso 3: Riego y nutrientes
El riego adecuado es clave para un cultivo sano. No se trata de regar mucho, sino de hacerlo de forma correcta y en el momento justo. Un exceso de agua puede ahogar las raíces, mientras que la falta de riego limitará el desarrollo de la planta.
Para saber cuándo regar, basta con introducir un dedo en el sustrato: si está seco a unos tres centímetros de profundidad, es momento de añadir agua. Usa siempre agua limpia y sin cloro, preferiblemente dejada en reposo al menos 24 horas.
Además del agua, tus plantas necesitan nutrientes específicos en cada etapa del cultivo:
Durante la fase de crecimiento vegetativo, el nitrógeno es el protagonista, ya que ayuda a formar hojas y tallos fuertes.
En la etapa de floración, el fósforo y el potasio cobran más importancia para el desarrollo de flores densas, aromáticas y resinosas.
Existen fertilizantes formulados especialmente para cannabis que facilitan este proceso. Algunas marcas reconocidas y confiables son:
Advanced Nutrients
General Hydroponics
TPS Nutrients
ATAMI
Fox Farm
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Estas líneas de productos ofrecen versiones específicas para cada fase del cultivo, con opciones líquidas, orgánicas o minerales según tus preferencias.
Recuerda siempre seguir las dosis recomendadas por el fabricante y observar cómo responde tu planta para ajustar en caso necesario.
Paso 4: Ventilación y humedad
Un ambiente bien ventilado es esencial para el desarrollo saludable de tus plantas. El movimiento constante del aire fortalece los tallos, previene el exceso de humedad y reduce el riesgo de hongos, plagas o enfermedades.
Instala un ventilador que mantenga el aire en circulación dentro del espacio de cultivo. No debe apuntar directamente a las plantas, sino generar un flujo constante que mueva suavemente las hojas.
La humedad también juega un papel clave. Durante la etapa de crecimiento, mantén la humedad relativa entre 60 y 70 por ciento. Cuando la planta entra en floración, baja ese rango a 40 o 50 por ciento para evitar la aparición de moho en los cogollos.
La temperatura ideal del ambiente debe mantenerse entre 22 y 28 grados Celsius. Evita los cambios bruscos y asegúrate de medir con termohigrómetros confiables.
Controlar estos factores es tan importante como la luz o el riego. Un clima estable marca la diferencia entre un cultivo promedio y uno exitoso.
Paso 5: Fases del cultivo
El ciclo de vida del cannabis se divide en varias etapas, cada una con sus propias necesidades. Conocerlas te permitirá aplicar los cuidados adecuados en el momento correcto.
Germinación (3 a 7 días)
La semilla se activa con humedad y temperatura. Colócala entre servilletas húmedas, dentro de un recipiente oscuro y cálido. Cuando aparece la raíz principal, está lista para pasar al sustrato.
Plántula (1 a 2 semanas)
La planta empieza a desarrollarse y a formar sus primeras hojas verdaderas. En esta fase es especialmente sensible, así que evita excesos de agua o nutrientes.
Crecimiento vegetativo (2 a 6 semanas)
La planta enfoca su energía en crecer. Aumenta su tamaño, genera hojas grandes, tallos más gruesos y muchas ramas. Aquí se aplican fertilizantes ricos en nitrógeno y se entrena la planta si se desea controlar su forma.
Floración (8 a 12 semanas)
Al cambiar el ciclo de luz (o por genética en las autoflorecientes), la planta comienza a formar flores. Aparecen pistilos blancos, seguidos por cogollos que se van llenando de resina. En esta etapa se ajusta la nutrición y se baja la humedad.
Cada etapa es única, y observar a tu planta te dará muchas respuestas. Con el tiempo y algo de experiencia, sabrás exactamente qué necesita en cada momento.
Paso 6: Cosecha, secado y curado
La cosecha es uno de los momentos más esperados del cultivo, y hacerlo correctamente marca la diferencia en aroma, potencia y calidad final del producto.
Para saber cuándo cosechar, observa los tricomas con una lupa o microscopio de mano. Estos pequeños cristales resinosos cambian de color a medida que maduran. El momento ideal es cuando al menos el 70 por ciento se ven lechosos, con algunos comenzando a verse ámbar. Eso indica que los cannabinoides han alcanzado su punto óptimo.
Una vez cosechada la planta, corta las ramas y cuelga los cogollos boca abajo en un lugar oscuro, con buena ventilación, sin corrientes fuertes y con temperatura estable, idealmente entre 18 y 22 grados Celsius. La humedad del ambiente debe estar entre 50 y 60 por ciento. Este proceso de secado dura entre 7 y 14 días, dependiendo del clima y el tamaño de los cogollos.
Después del secado viene el curado, una etapa clave para desarrollar el aroma y suavizar el sabor. Guarda los cogollos en frascos de vidrio, llenándolos hasta tres cuartas partes. Durante la primera semana, abre los frascos una o dos veces al día durante unos minutos para renovar el aire y permitir que salga la humedad restante. A partir de la segunda semana, puedes abrirlos con menos frecuencia.
El curado debe durar al menos tres semanas, aunque muchos cultivadores prefieren extenderlo hasta 6 u 8 semanas para mejorar aún más la calidad.
No te apresures en esta parte: una buena cosecha mal curada puede perder gran parte de su potencial. La paciencia es clave.
Consejos finales para principiantes
Comenzar a cultivar cannabis puede parecer un reto al principio, pero con constancia y buenos hábitos, los resultados llegan. Aquí algunos consejos que te ayudarán en el camino:
Evita regar en exceso o usar demasiados fertilizantes. Más no siempre es mejor.
Ten paciencia. El cannabis necesita tiempo para desarrollarse bien.
Lleva un registro de cada cultivo. Anotar lo que haces te permitirá mejorar con cada intento.
Aprende sobre la genética que estás cultivando. Conocer su comportamiento te permite anticipar sus necesidades.
Disfruta el proceso. Cultivar no solo se trata de la cosecha, también es una forma de conectar con la planta y contigo mismo.
Con dedicación, observación y un poco de práctica, puedes obtener flores de gran calidad directamente en casa.
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