El arte de los oprimidos: Una mirada al conflicto entre Palestina e Isrrael

El arte de los oprimidos: Una mirada al conflicto entre Palestina e Isrrael

“¿A dónde iremos después de las últimas fronteras?
¿Dónde volarán los pájaros después del último cielo?
¿Dónde dormirán las plantas después del último aire?..."

La Tierra se Estrecha Para Nosotros, Mahmoud Darwish

Marzo de 2025. Gaza sigue ardiendo. Los escombros son ya parte del paisaje, los hospitales han colapsado y las calles están llenas de huellas de quienes intentaron huir, pero no encontraron salida. Los niños que aún quedan, si es que pueden llamarse así, han envejecido de golpe. La única luz en la noche sigue siendo la de los bombardeos, y el único sonido constante es el de los drones sobrevolando como buitres.

La guerra entre Israel y Palestina, lejos de menguar, ha alcanzado nuevos niveles de brutalidad. Desde el 7 de octubre de 2023, cuando un ataque de Hamas desató la mayor ofensiva militar sobre Gaza en décadas, el mundo ha sido testigo de un genocidio televisado, en tiempo real. Más de 30,000 palestinos han muerto, la mayoría mujeres y niños. Naciones Unidas ha emitido informes, las calles de las capitales del mundo se han llenado de manifestantes, pero los ataques no cesan. La comunidad internacional, una vez más, se ha quedado en discursos vacíos mientras las bombas siguen cayendo.

Un conflicto con raíces profundas

Para comprender lo que ocurre hoy, hay que mirar hacia atrás. A finales del siglo XIX, la migración judía comenzó a establecerse en Palestina, bajo dominio otomano. Con el auge del sionismo, el proyecto de un Estado judío cobró fuerza, chocando con la identidad y soberanía de los árabes palestinos que ya habitaban la región.

El siglo XX estuvo marcado por guerras, desplazamientos y ocupación. En 1948, la creación de Israel trajo consigo la Nakba, la "catástrofe" para los palestinos, con cientos de miles de desplazados. En 1967, la Guerra de los Seis Días consolidó la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza. A lo largo de las décadas, la violencia no ha hecho más que aumentar.

Hoy, en 2025, Gaza es poco más que un campo de concentración moderno. El bloqueo ha convertido la franja en un territorio donde el agua potable es un lujo y la electricidad solo llega unas pocas horas al día, cuando llega. El mundo lo sabe, lo ve, pero no actúa.

La resistencia en tiempos de exterminio

Desde la Primera Intifada en 1987 hasta la más reciente escalada, la resistencia palestina ha tomado muchas formas. Hamas, la Autoridad Palestina, los grupos armados en Cisjordania, las protestas en la diáspora. Pero más allá de los combatientes y políticos, la verdadera resistencia ha estado en la gente común: en la madre que sigue enviando a su hijo a la escuela a pesar de los ataques, en el periodista que graba con su teléfono los crímenes de guerra, en el niño que escribe su nombre en un muro antes de que su casa sea demolida.

El arte sigue siendo un arma poderosa. La poesía de Mahmoud Darwish sigue recitándose en las ruinas de los edificios, las pinturas de Naji al-Ali aún se reproducen en murales alrededor del mundo, el hip-hop de DAM sigue denunciando la ocupación. A pesar de los intentos de borrar a Palestina del mapa, su cultura, su historia y su identidad sobreviven.

2025: ¿Fin del conflicto o el punto de no retorno?

Las voces que antes pedían "dos Estados" han comenzado a desaparecer. La realidad sobre el terreno ha hecho evidente lo que muchos han negado durante décadas: Israel ha construido un sistema de apartheid en Palestina. La paz ya no es una opción sin justicia.

Gaza sigue resistiendo, pero ¿por cuánto tiempo más? Naciones Unidas advierte sobre una "catástrofe humanitaria sin precedentes", pero los ataques siguen sin freno. Mientras tanto, en el resto del mundo, las protestas se multiplican, los boicots a empresas vinculadas con la ocupación crecen y el apoyo a Palestina ya no es solo una cuestión de política, sino de conciencia global.

 

La pregunta ya no es si Palestina sobrevivirá, sino si el mundo permitirá que desaparezca.